sábado, 27 de febrero de 2010

El día después



Tras el fin del uribismo, la participación ciudadana no debe desaparecer sino profundizarse para recuperar nuestra posesión sobre el Estado.

El pronunciamiento final de la corte fue el entierro final del ‘Uribato’. El presidente actual podrá retirarse con la imagen de un Estadista, siendo llamado a opinar -¿o gobernar? – cada vez que una crisis estalle. Sin embargo, un día que debió pasar a la historia parece más un día común, ni uribistas ni antiuribistas se tomaron las calles para festejar o exponer su frustración, el estado de opinión tan cacareado en la actualidad, asimilo silenciosamente la noticia, la normalidad es la mejor exposición de la inexistencia de la figura de Uribe. Después de ocho años Uribe no resulta ser sino uno más en nuestra historia presidencial.

La pregunta que viene para toda nuestra generación que se educo en las formas políticas del Uribismo es: ¿Qué pasará con nosotros en el día después?
Las políticas de Uribe no se desmoronarán en el corto plazo, sus partidos irán desmembrándose paso a paso, y los hoy uribistas mañana serán – fajardistas o santistas-.

Fuera del deslumbramiento político que produjo Uribe, su legado será visto como el de los demás presidentes, la historia de Colombia volverá al bicentenario. Este proceso es el principal punto que tenemos que plantearnos en este periodo, la movilización política que se logró como respaldo o rechazo a las políticas del régimen, las críticas a la mediatización de lo político, el descontento contra el orden establecido, no pueden convertirse solo en expresiones de una política que conecta los destinos del país con una persona y su valeriana.

La sociedad colombiana durante el periodo Uribe se hizo importantes cuestionamientos sobre la política, las elecciones, los referendos y plebiscitos, la dinámica del congreso y la potencia de las movilizaciones ciudadanas, volvieron al ámbito nacional, después de un lento alejamiento de la sociedad sobre la política.

El día después no puede estar marcado por la vuelta al inmovilismo, los avances de la sociedad como actor político, estuvieron acompañados por la reducción de los derechos constitucionales –Reforma a la salud, reforma laboral, penalización de la dosis mínima, etc.-.

El futuro de Colombia está en nuestras manos, como ciudadanas y ciudadanos tenemos que seguir prestándole atención a la política, no solo desde los métodos anticuados que nos coartan la capacidad de decisión, sino como sujetos de derechos, poseedores del Estado, al cual tenemos que proteger de aquellos y aquellas que nos quieren desposeer.

Por: Camilo Cruz
Analista político
Fotografía: WiKi CiudaDana

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