La edición virtual número 70 de la revista Cien Días vistos por CINEP/PPP presenta a sus lectores un análisis de los dos mandatos de Uribe Vélez (2002-2010) en materia de derechos humanos, conflicto armado, política, economía, paz, movimientos sociales, política social y comunicación.
Los investigadores del CINEP-Programa por la Paz se encargaron de estudiar de manera minuciosa la forma en que se abordaron durante los últimos ocho años los temas que más interesan a nuestra institución para hacer un balance tanto de los avances como de las debilidades de las políticas empleadas por el gobierno Uribe y formular los retos que deberá enfrentar el próximo mandatario.
La seguridad democrática de Uribe (2002 -2010)
Balance de la efectividad de las implicaciones de la política de seguridad democrática a la luz de la disminución de la intensidad del conflicto y la relación de las trasformaciones militares y territoriales con el contexto político y económico.
Por Teófilo Vásquez*
Tras ocho años de gobierno del presidente saliente es necesario un balance del eje central de su gestión que fue, sin lugar a dudas, la política de defensa y seguridad democrática y su segunda etapa, la política de consolidación de la misma. Las dos tenían como objetivo (en líneas generales): recuperar el control de territorio por parte del Estado para garantizar la vigencia del Estado de derecho; combatir el narcotráfico y otras formas de crimen organizado y promover la seguridad y la ciudadanía (Ver
Ministerio de Defensa).
Hay consenso sobre la disminución de la intensidad del conflicto y la baja tanto de los homicidios en general como de los indicadores más directamente asociados al conflicto amado
1. Las violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH) disminuyeron en un 48% y las acciones bélicas en un 81% (Ver
gráfico1) al igual que los homicidios que pasaron de 28.897 en 2002 a 16.296 en 2009 (43% menos). Además, los homicidios políticos se redujeron en un 69% y los muertos en combate en un 75% (Ver
gráfico 2).
Gráficos 1 y 2: Comparativo de HECHOS de Acciones Bélicas e Infracciones al DIH y Comparativo del Número de Homicidios Comunes con el Número de Homicidios Políticos y Muertos en Acciones Bélicas 2002 -2009
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Pero un balance de la efectividad y de las implicaciones de esta política para el país no se puede reducir al ámbito militar medido estadísticamente. Lo anterior porque, por obvio que parezca, la guerra y la paz son también un asunto estrechamente relacionado con aspectos políticos, económicos y sociales. Por eso, este artículo analizará las trasformaciones militares y territoriales del conflicto armado y su relación con el contexto político y económico, examinando los cambios de la confrontación entre el Estado y las FARC y las mutaciones del fenómeno paramilitar.
Un nuevo escenario estratégico de la guerra
Desde el gobierno de Pastrana se logró conjurar el objetivo de las FARC de pasar a una nueva etapa de la guerra, que consistía en romper el empate militar que durante años mantuvo con el Estado. Ese propósito se logró en medio de las negociaciones del Caguán y, en buena medida, gracias a la ayuda militar de los EE.UU que se concretó a través del Plan Colombia (
Observatorio de Derechos Humanos y DIH, 2008).
Lo anterior se ha profundizado en estos ocho años: lo que era antes un empate militar es actualmente un balance negativo en los aspectos tácticos y estratégicos para las FARC. Como nunca antes la Fuerza Pública retomó y mantuvo la iniciativa militar contra esta organización guerrillera y es evidente la disminución de su accionar y de su presencia territorial (Observatorio de Derechos Humanos, 2008). En estos años han sido contundentes los golpes militares del Estado contra las FARC, es evidente su aislamiento internacional y el rechazo que concita en importantes sectores de la opinión pública, situaciones que el gobierno, hábilmente, puso a su favor en el terreno político.
Sin embargo, las FARC han dado muestras de una gran capacidad de reacomodamiento (Granada y Restrepo, 2009, pp. 27-124) e incluso de reactivación militar (
Ávila, 2009). Lo anterior es evidente en los siguientes escenarios regionales: en el Caguán, a pesar del despliegue de tropas del Plan Colombia
2, los resultados de la Fuerza Pública no han sido tan exitosos. Además las FARC lograron consolidar las fronteras como nuevas retaguardias estratégicas políticas y militares, así como fortalecerse en la Amazonía oriental y el pacifico nariñense y caucano gracias a la colonización cocalera. Por último, se han logrado mantener a la ofensiva en las zonas circundantes al macizo del nevado del Huila, especialmente en el norte del Cauca y sur de Tolima (
Ver Mapa).