No hay en la geografía colombiana un pedazo de tierra tan rico culturalmente como el Urabá antioqueño. Esta región cuenta con un perfil geopolítico tan homogéneo que a un visitante desprevenido le queda difícil saber si está en Apartadó, Chigorodó, Turbo, Necoclí o Carepa. A sus habitantes los abrigan las mismas costumbres, acento, amabilidad y economías bananera y ganadera.
Sin embargo, Urabá, también llamada la Esquina de América, no busca ser región. Los más de 500 mil pobladores solo piden que los gobernantes de turno no les den falsas expectativas. El presidente Juan Manuel Santos debe comprender que a Urabá le falta un doliente para sus proyectos regionales: la doble calzada, el puerto, la zona franca, la salida del Darién hacia Panamá y la fábrica de aluminio, son algunos.
Urabá fue una de las regiones que más votos le aportó a Santos. Entre los 11 municipios obtuvo 91 mil votos; en Apartadó, por ejemplo, fueron 21.610. Aunque varios antioqueños han sido nombrados en ministerios y altos cargos, hasta el momento no hay un representante de esta zona, que tanto desarrollo le ha dado a Antioquia. Los políticos solo la visitaron en vísperas de elecciones para el Congreso, consiguieron los votos y se olvidaron de ella.
El 12 de mayo del año en curso, en el foro "Urabá, un mar de oportunidades para negocios internacionales", el gobernador de Antioquia, Alfredo Ramos, señaló que la doble calzada será el gran despegue de Urabá". Además, exaltó los beneficios que traerá para los antioqueños y el país en cuanto a las exportaciones.
Hay preocupación por la presidencia de Santos -bogotano-, y la salida de Álvaro Uribe -antioqueño-; además, por la ausencia de Andrés Uriel Gallego, también paisa y ex Ministro de Transportes de Uribe. Gallego fue secretario de Obras Públicas del departamento y, aunque conoció muy bien las necesidades de Urabá, durante los ocho años de ministerio, no hizo nada por la región. Incluso, se dice que en varias reuniones privadas fue enemigo clandestino de la doble calzada, apelando a que lo que se necesitaba era ampliar la vía.
Ahora sería bueno conocer lo que piensa el nuevo Ministro, Germán Cardona. A mi juicio, hay un sospechoso silencio del nuevo gobierno sobre el tema, pese a que desde Bogotá al puerto de Urabá, los transportadores se ahorrarían un 30 por ciento en tiempo y en gastos, con respecto a otros puertos.
Los gremios deben iniciar una cruzada para exigirle al gobierno que dé respuesta a lo que va a pasar con Urabá. Hay malestar e incertidumbre por la falta de decisión sobre la construcción de la doble calzada. De no hacerse, se provocarían consecuencias colaterales que paralizarían obras de igual importancia como la zona franca que, entre otras cosas, su ejecución está casi paralizada. Muchas empresas nacionales e internacionales ponen como condición que se les garantice la construcción de la vía o el puerto.
El sector bananero atraviesa por una crisis que afecta la economía de la región. Por la caída del dólar, cada caja de banano pierde mil pesos. A ello se le suma la inercia de los voceros políticos frente a la discusión de importantes proyectos legislativos como el de tierras y de distribución de regalías. Los alcaldes deberían conformar una comisión permanente de acompañamiento a estas iniciativas porque, de lo contrario, Urabá terminará siendo, ya no la esquina, sino el rincón olvidado de América.
Artículo publicado en el portal Urabá en línea
Fotografía WiKiCiudadanía
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